martes, 3 de noviembre de 2009

DIA DE TODOS LOS SANTOS Y DÍA DE LOS MUERTOS

CEMENTERIO DE HUANCHACO
Foto publicada en : www.panoramio.com/photo/5434123 tomada por Alpamayu

Para entender estas festividades, es necesario tener un concepto claro de cada una de ellas:
Día de todos los Santos : Es una fiesta religiosa que se celebra en muchos países de tradición cristiana.En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa se celebra el primer domingo después del Pentecostés. En ella se veneran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico. Por tradición es un día feriado no laborable.Existen versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una respuesta ante la celebración pagana del 31 de octubre, ahora llamado Halloween, que marcaba el final del año celta.
El Día de Muertos : Es una celebración de origen indígena mesoamericana que honra a los ancestros el 1 y el 2 de noviembre, coincidiendo con las celebraciones católicas de Todos los Santos (1 de noviembre) y Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre) respectivamente.
Estas dos fechas festivas se celebran de distintas maneras en diversos países. En el nuestro, debido a la diversidad de costumbres, estas varían de región en región.En Huanchaco se acostumbra celebrar una misa, visitar el Cementerio local llevando flores a la tumba del difunto. Existen historias de ultratumba relacionadas con esta fecha , existiendo un relato conocido como "La Procesión de los Difuntos" que más adelante daremos a conocer . A continuación, algunos ejemplos de como se celebran estas fechas en América :

TODOS LOS SANTOS
En estos días, los cuales estan dedicados a la memoria de los muertos, los peruanos tienden a asistir a Misa, y luego, en las comunidades costeras, se dirigen a los cementerios llevando flores. En las tierras altas tambien lleva comida, para compartir simbolicamente con las almas de sus muertos. El culto a los muertos fue una costumbre común y muy respetada durante la época pre-hispanica en el Perú, y parte de esa tradición, combinada con elementos Cristianos, persiste hasta nuestros días En el poblado de La Arena, en Piura, los pobladores abarrotan la plaza de armas durante la mañana, llevando consigo a sus hijos vestidos con su mejor traje. También asisten los parientes que hayan perdido un niño muy pequeño, sobrina o sobrino. Cuando estas personas encuentran un niño o niña que se parece al que perdieron, le regalan pequeños panecillos, coco o batatas azucaradas (camotes) y otros dulces envueltos en bolsas finamente decoradas, las cuales son llamadas "angeles". Por la noche, los parientes hacen una vigilia con velas en el Cementerio hasta el amanecer del 2 de Noviembre. En Arequipa y Junín, las bolsas de "angeles" son reemplazadas por panes con la forma de bebes, llamados t'anta wawas.
Fuente: http://www.dosmanosperu.com/dosmanos/spanish/latin-culture/fiestas/todos-los-santos.php

La fiesta de todos los Santos como preludio al día de los Muertos
Escrito por Antonio Guerrero Aguilar
domingo, 01 de noviembre de 2009


Para el mexicano, desde el 31 de octubre comienzan los preparativos para la vivencia del Día de los Muertos. Aunque en ese día por tradición anglosajona se festeja el Día de las Brujas y el día 2 el tradicional Día de los Muertos, el primero de noviembre se celebra la fiesta dedicada a todos los Santos, precisamente como preámbulo a la fiesta del Día de los Muertos.
La finalidad de esta fiesta es la de honrar a los santos del cielo, aquellos que ya fueron canonizados y de aquellos que esperan ésta gracia. El origen de ésta tradición es muy antiguo. Ya en los tiempos de la primitiva Iglesia, entre los siglos II y III después de Cristo, los cristianos acostumbraban celebrar misa junto a los restos mortales de aquellos que habían dado su vida en martirio, especialmente en las persecuciones que el imperio había volcado en contra de los seguidores de Jesús.
Los romanos también fueron muy respetuosos de los restos humanos, pues ellos también en cierta forma los veneraban con el nombre de lares y penates, que eran una especie de dioses domésticos a los cuales oraban y llevaban ofrendas. Ellos mantenían un templo conocido como panteón, erigido por el emperador Agripa para honrar a todos los dioses a los que mantenían respeto. Pero conforme fue decayendo el imperio, el templo dejó de usarse y en el año 608, fue donado al papa Bonificio IV, que lo convirtió en un templo dedicado a la Virgen María. Dos siglos después, el papa Gregorio IV lo volvió a consagrar con el nombre de Santa María de todos los Mártires y en su estructura fueron colocados los restos de los mártires el 1 de noviembre del año 835. Posteriormente el papa San Gregorio VII fijó el 1 de noviembre, como la fecha para honrar a todos aquellos que habían alcanzado la santidad a través de la palma del martirio.
Prueba de ello es que en los altares de los templos antiguos, se colocaban pequeños restos humanos como trozos de ropa que habían pertenecido en vida al mártir como reliquia debajo de las aras y sobre ellos se hacía la consagración. De igual forma, en cada misa de solicita continuamente oraciones de sufragio por ellos en una oración que se hace por los fieles. Por ello se mandan a hacer misas por el descanso eterno del alma que ya se fue.
¿Y qué recordamos el Día de todos los Santos? En la piedad popular de los mexicanos, así como en la liturgia de la Iglesia, vemos una clara preocupación por la memoria de los santos difuntos; aquellos que gozan de la presencia y gloria de Dios y de aquellos que esperan la gracia del Señor. En ese día, los mexicanos recordamos a todos los que se nos adelantaron, preferentemente a los niños y a las señoritas.
Pero debemos considerar el verdadero sentido pascual de la muerte, que se da en aquellos que por medio del Bautismo, se han incorporado al misterio de la muerte y resurrección de Cristo tal y como lo describe San Pablo en su carta a los Romanos. También debemos entender el mensaje evangélico en torno a la inmortalidad del alma y de la comunión de los santos, porque en ellos vemos: “la unión con los hermanos que se durmieron en la paz de Cristo” y rezamos por ellos no solo para ayudarles a que gozen pronto de la Gloria del Señor, sino porque creemos que un día habrá una resurrección también en la carne y en la manifestación de la venida de Cristo en el fin de los tiempos, que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y pondrá nuestra vida y nuestras obras en una balanza para conforme al actuar de cada uno, dar la vida eterna.
Esos días están repletos de usos, tradiciones y costumbres. Encontramos elementos característicos de cada cultura, a las que debemos descifrar su sentido desde un punto de vista antropológico. Pues en ellos están presente los deseos de los vivos de continuar con la memoria y el recuerdo de quienes ya se fueron y en consecuencia a la luz de las Sagradas Escrituras. Por ello, debemos evitar incluir elementos que alteren el sentido verdadero del día de las brujas, de todos los Santos y de nuestros santos difuntos.
Por ejemplo, por respeto a nuestros ancestros y a nosotros mismos, no se debe la utilización o invocación de los muertos para prácticas mágicas o adivinatorias. En éstos tiempos también se tiende a ocultar la muerte y sus signos, especialmente en una sociedad que tiene a los cementerios como lugares en donde se depositan los restos mortales de los difuntos. Aunque se respetan las nuevas concepciones, como la de incinerar los restos para luego esparcirlos o llevarse las cenizas a sitios especiales en nuestros hogares, si no promovemos la construcción de arte y de una cultura funeraria, estamos cortando el sentido de trascendencia de la vida en la muerte. O también la existencia de tratamientos en los que se procura mantener lo más que se pueda al cuerpo del difunto, haciendo uso de materiales químicos para su conservación.
Ahora han cambiado el trato a nuestros difuntos, antes la vigilia funeraria se hacía en las casas, ahora se rentan capillas funerarias. Antes las personas morían regularmente en las casas rodeados de sus seres queridos, hoy en las habitaciones de los hospitales. O debido a la escasez de ministros que puedan llevar la extremaunción al enfermo para ayudarle a bien morir y ponerse en paz consigo mismo y con el creador.
Debemos recuperar a los cementerios, como un verdadero campo santo y como signo de comunión de Jesucristo con los vivos y con los muertos. Ahora instalan a los panteones en lugares periféricos y alejados, mientras que los panteones tradicionales siguen sujetos a la destrucción de su patrimonio funerario histórico, cultural y artístico, pues existe una intolerancia respecto al espacio de los muertos en la tierra, pues les quita o les priva todo lugar de recuerdo y memoria en nuestras ciudades. Desgraciadamente las autoridades municipales no entienden la importancia de los espacios funerarios. Y conviene señalar la avidez y saturación de servicios funerarios que en cierta forma explotan comercialmente los sentimientos de los dolientes.
La tradición y la piedad popular para con los difuntos, se expresa de varias maneras, según la historia y los lugares. Aquí en el noreste mexicano comienza con una etapa de preparación, se siente la cercanía de la fecha y la obligación moral de visitar a nuestros difuntos. Por ello, en la visita al cementerio el 1 y 2 de noviembre, se deben realizar con todo respeto y apego al verdadero sentido de la fiesta de los muertos en México. Debe ser en forma comunitaria, con una misa en honor a todos aquellos que se nos adelantaron en el camino, manteniendo limpios los sepulcros, adornarlos con flores y luces, como una muestra de que se mantiene intacto su recuerdo.
Pero sobre todo, más que celebrar cada año el Día de los Muertos, debemos comprometernos firme y decididamente a celebrar los 365 días a nuestros seres que aun están con nosotros, respirando vida y salud.
Antonio Guerrero Aguilar

Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

Fuente: http://www.sabinashidalgo.net/

Día de los difuntos o Todos Santos, afloran las creencias y tradiciones


En algunas regiones de Chile, aún se desentierran a los muertos para rendirles culto. La sopa de arvejas y el refresco de chicha morada sirven para aligerar las penas de los difuntos.
Hoy a las 12.00 llegará a la casa de doña Graciela Pérez su hermano Renán. Él murió pero su alma será invitada a la mesa preparada en su honor. Ella buscó en el mercado una mascarita de pan con la imagen mofletuda y bigotuda del familiar porque en la fiesta de Todos Santos no sólo hay t’antawawas, sino también t’antachachas (para varones) y t’antamamas (para mujeres).
Aquellas t’antawawas de las que se habla en La Paz —explica el estudioso Édgar Arandia— en realidad están pensadas para rememorar a los niños que fallecieron en el transcurso del año, pero para rendir culto a los adultos hay que adquirir t’antachachas y t’antamamas; los primeros son para varones y las segundas para mujeres. También existen las t’antaachachis, para los abuelos.
Es parte central de la ceremonia que se vivirá a partir del mediodía de hoy hasta el mediodía del lunes, tiempo en el cual los vivos comparten con los muertos.

El origen
El antropólogo y sacerdote Xavier Albó explicó que Todos Santos “es un día para conmemorar a los santos y a los difuntos. En nuestros países, Todos Santos forman una unidad en cuanto a los difuntos”. Es decir, se trata de un sincretismo religioso.
Al hablar del origen de la celebración, Albó refirió que el retratista Guamán Poma tiene dibujos preciosos sobre la fiesta de los muertos. El cronista vivió en esta parte del altiplano en el siglo XVI, de modo que en sus retratos plasmó costumbres locales de antes y durante su mezcla con las españolas.
Durante aquellos años, continuó Albó, el culto a los muertos era tal que incluso se llevaba en andas el esqueleto del Inca.
Pero el culto no quedó en los días precoloniales. Arandia explicó que en algunas regiones de Chile se continúa desenterrando a las chullpas para hacerlas partícipes de la celebración.
Con la irrupción española, ingresó con fuerza la religión católica, que hizo coincidir la práctica originaria con la fiesta de Todos los Santos, en honor de los mártires de la Iglesia.
Las tradiciones
Está previsto que la señora Graciela levante la mesa a las 12.00. Cuando su hermano retorne desde la tierra de los muertos para compartir con los suyos.
Para entender lo que sucederá hoy en el altar de la mesa es necesario remontarse a las tradiciones precolombinas. En este mundo están presentes tres universos: “la Mankapacha, el mundo de abajo; la Akapacha, el mundo donde estamos, y la Alajpacha, el mundo de donde vienen los muertos, las almas”.
Por eso, en esta fecha se coloca una escalera como parte central de la mesa, porque es por ella por donde descenderá y ascenderá el alma. Pero no sólo eso, existen otros elementos que forman parte de este ritual. Por ejemplo, las masas cuya máxima expresión son las t’antawawas, las t’antachachas, las t’antamamas y las t’antaachachis, para los ancianos que fallecieron el último año.
La existencia de estos elementos confirma la dualidad hombre-mujer de la cosmovisión andina, según David Mendoza, investigador de la Oficialía Mayor de Culturas de la Alcaldía de La Paz.
Alivianar los pecados
El preparado de las mesas está repleto de metáforas (algunas de ellas están explicadas en los recuadros de la página siguiente). Sin embargo, uno de los aspectos más importantes se refiere a las penas y los pecados.
Hay dos elementos que les sirven a los difuntos para tener un “viaje” más ligero de pecados. El ají de arvejas y la chicha morada.
Según la investigadora Elizabeth Col: “Esta comida se debe preparar con muchas arvejitas y cada una de ellas representa un pecado que te lo comes tú y así le estás alivianando la carga. La chicha morada se hace de granos, se hace de maíz, y como también son granos representan pecados que al comerlos hacen más ligero el viaje de ida y vuelta los difuntos”.
Otros elementos que también son parte de Todos Santos son los animales hechos de pan. En especial los caballos y los perros, que son los compañeros en el viaje de los difuntos. En tanto que las llamas sirven para aligerar las cargas, que por lo general son las penas de las almas.
Hoy, a las 12.00, la señora Graciela colocará la mesa con estas características. Espera que venga su hermano a servirse su comida preferida y que le acompañe durante el resto del día.
Las caretas se hacían a mano y con ojitos de clavo de olor
Todos Santos es una fiesta que conserva su mística, aunque algunas cosas han cambiado. Una de las características que más recuerda Elizabeth Col es que en el pasado las máscaras de los panes eran hechas de masa de pan, igual que el resto de las ofrendas. “Me acuerdo que se hacían caritas con ojitos de clavo de olor y he visto caritas preciosas. Se hacían según el difunto, había para mujer, niño y hombre. Me acuerdo de esas caritas que había que armar, hablo de los años 40 a 60, desde que me acuerdo de la mesa de mi abuelo”.
Las caretas hoy en día se compran en las calles y vienen en diferentes modelos. Hay desde las que representan a los niños e incluso aquellas que son de varón, mujer, ancianos y personas del campo.
Otra de las características de antaño está marcada por la comida. Édgar Arandia explica que el primer año del deceso del difunto se debe preparar un quintal de masas, preferentemente pan que se entregaba entre las personas que rezaban por las almas. Hoy, esta cantidad ha bajado considerablemente.
Col cuenta en tono de broma que en Todos Santos “una persona se podía morir de indigestión, pero no de hambre”. Las masas no eran hechas por los deudos, sino por otras personas.
“Además, no se hacían bizcochuelos en el horno de la cocina porque no entraban y había que ir a los hornos de los barrios”. El preparado de las masas estaba a cargo de los “gualaychos”. “Los gualaychos ganaban plata batiendo el molinillo con sus cinturones: entonces no había batidora eléctrica. Ellos, sentados, sujetando el perol con las rodillas, dándole con la correa al molino”.
El bizcochuelo —una masa característica de Todos Santos— se hacía con harina de papa. Una receta antigua, rememorada por Col, indica que se usaban 50 huevos, cuatro libras de harina de papa y media botella de pisco.
El preparado de la masa también era un indicador del futuro. Si ésta era “espumosa y deliciosa”, era una premonición de días mejores para los vivientes.
Antes, más que ahora, era prohibido colocar en la mesa a animales con las patas desiguales, porque las bestias lisiadas no servirían a las personas en su peregrinaje. Hoy bajó esta exigencia.
Características de la celebración
Hoy a mediodía se espera la llegada de las almas de los difuntos a los hogares.
Es necesario preparar comida del agrado al alma que retorna al hogar terrestre.
Sólo una vez al año arriban las almas de los difuntos. El resto del tiempo viven en otro espacio.
Los tokoros, conocidos como cebollas torcidas, les sirven a los difuntos como cantimploras.
Además de agua, se debe poner chicha morada y bebidas del gusto de los difuntos.
También es necesario colocar bombillas: las almas no son corpóreas y sorben.
Hoy se debe preparar la comida preferida del alma. En la oferta culinaria se incluye ají de fideo.
Cuando alguien se alimenta con productos colocados en la mesa, se sirve a nombre del difunto.
Las personas deben comer los alimentos al día siguiente de colocados en las mesas.
La música de los dolientes debe ser del agrado del difunto. También hay cantores .
Cuando te pregunten quién es tu madre, vas a decir que es la Dolorosa…
Así comienza una de las típicas canciones de esta festividad que se interpretaba en antaño.
Y cuando te pregunten quién es tu padre, vas a decir que Jesús…
Es el verso final de uno de los cientos de temas antiguos, muchos olvidados.
En los cementerios, ahora, se suelen vender cancioneros con nuevas melodías.
Celebración
La Alcaldía ha anunciado el armado de una mesa en el Cementerio General.
Durante la semana lo hizo en el pasillo del Palacio Consistorial, en el centro paceño.
El Gobierno también incentivó esta costumbre con una mesa en la Cancillería.
Significados de los elementos de la mesa
Caña
Además de ser un elemento dulce, estas cañas sirven para señalar los cuatro puntos cardinales. Al mismo tiempo, sirven como carpas para acompañar a los difuntos en su viaje.
Ají de arveja
Este plato es propio del mundo andino. Pero es recomendable emplear arvejas muy pequeñas ya que éstas simbolizan los pecados de los difuntos y al comerlas se aligera su viaje de regreso.
Chicha morada
Es una bebida que se relaciona con el mundo andino y que se coloca en la mesa de Todos Santos. Pero también es una bebida que “quita” los pecados de los difuntos.
T’antamama
Se utiliza para rendir homenaje a las mujeres fallecidas en el transcurso del último año. Al igual que con los varones, se recomienda hallar una careta con alguna facción de la difunta.
T’antaachachi
T’antaachachi representa a los ancianos que fallecieron durante el último año, en cuyo honor se arma una mesa. En el mercado hay t’antaachachis del campo y de las ciudades.
Caballos
Los caballos de masa sirven para ayudar a las almas de los difuntos a viajar a través de sus mundos. Nunca se debe usar uno con la pata rota. También se pueden colocar perros y llamas como acompañantes.
T’antachacha
La t’antachacha representa a los varones que fallecieron en el último año. Se recomienda encontrarle una careta con características físicas del fallecido. Hay también “personajes” campesinos.
Bizcochuelo
El bizcochuelo se hace de huevos. Elizabeth Col señaló que antes se lo hacía con harina de papa y pisco. No se utilizaba batidora eléctrica, sino unos envases de madera agitados con cinturones.
Escalera
Está hecha de masa y sirve para que las almas de los muertos vayan y vengan por los diferentes mundos. Es imprescindible en una mesa de Todos Santos y no debe estar rota.
Suspiros
Los suspiros y los dulces deben estar presentes en las mesas de Todos Santos que se arman para los niños. Estas golosinas hacen referencia a los gustos de los infantes durante su estadía en “este” mundo.
Corona
Son de diferentes colores. Las blancas son para recordar a los menores fallecidos; las negras y moradas, para los adultos.
Fruta
La fruta y la comida que está presente en la mesa es para saciar el apetito de los visitantes que han hecho el viaje desde su mundo.
Foto
La fotografía que se usa en la mesa hace una clara referencia a la persona a la que se está invitando a la mesa de Todos Santos.
Fuente:http://www.ernestojustiniano.org/2009/11/da-de-los-difuntos-o-todos-santos-afloran-las-creencias-y-tradiciones/

No hay comentarios: